Un niño decidió actuar después de descubrir que la gente tiraba basura en el patio de su abuela, y dañaba su jardín de flores. Se disfrazó de Batman y advirtió que tomaría medidas.

Juan pasaba todos los veranos con su abuela, Elizabeth, a quien amaba mucho. En unas vacaciones en particular, notó que ella miraba constantemente por la ventana, molesta y casi no jugaba con él.

“¿Qué pasa, abuelita?”, le preguntó. “Ahora pasas todas las tardes mirando por esa ventana, y siento que estás muy molesta”.

Su abuela suspiró. “Mis vecinos tiran basura en el patio todos los días. Están arruinando mi jardín de flores”, respondió, casi llorando.

“¿Por qué no les reclamas por eso? Eso no está bien. ¡No deberían ensuciar la propiedad de otra persona!”, argumentó el niño.

La abuela Elizabeth negó con la cabeza y le confesó que tenía miedo de confrontar a sus vecinos. “Son un grupo difícil; puedo decirlo por cómo actúan”, le dijo a su nieto con tristeza.

Sabiendo cuánto afectaba la situación a su abuela, el pequeño decidió tomar medidas. “¡No te preocupes, abuela! Voy a ponerme mi traje de Batman para reclamarles. Nunca más van a tirar basura en tu jardín”, dijo abrazándola.

La triste abuela no pudo evitar sonreír ante la inocencia de su nieto. Deseaba que todo fuera así de simple. “Si todos pensaran como un niño de 9 años, el mundo sería un lugar mucho mejor”, pensó.

Al día siguiente, el niño se vistió con su traje de Batman y esperó junto a la ventana a que alguien se acercara a los contenedores de basura. Después de un par de minutos, vio a un hombre musculoso acercándose y corrió hacia él de inmediato.

“¡Oye tú!”, gritó. “¿Eres el que tira basura en el patio de mi abuela? Quiero decir… ¿En el patio de esta anciana? Soy Batman, así que ella no es mi abuela. Batman no tiene abuela”, dijo, haciendo todo lo posible para hacerse pasar por el superhéroe enmascarado.

El hombre alto y musculoso se dio la vuelta y miró a Juan con curiosidad.

“Al contrario, recojo la basura de los contenedores de la gente. Soy un recolector de basura. ¿Qué pasa, Batman? ¿Alguien está molestando a la anciana que vive en esta casa?”, preguntó, siguiendo el juego al niño.

Juan asintió con la cabeza. “¡Sí! Esta mujer necesitaba la ayuda de Batman, así que vine. La gente de al lado arroja basura en su jardín todos los días y están arruinando sus flores”, respondió, señalando la dirección de sus vecinos.

El recolector de basura miró hacia la casa de los vecinos y decidió que quería ayudar a Juan en su misión. “¡La ciudad te necesita, Batman! Gracias por venir a ayudar a esta pobre anciana”, dijo, usando el lema del superhéroe, para deleite de Juan.

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“Esa no es forma de tratar a los ancianos. ¡Te entiendo, caballero oscuro! Déjame ayudarte”, agregó con seriedad. Luego caminó hacia la casa de los vecinos y arrojó basura de varios contenedores en su patio.

Al escuchar el ruido de toda la basura estrellándose en su patio, una mujer abrió la puerta y se sorprendió al ver al recolector de basura. “¡¿Qué crees que estás haciendo?!”, preguntó enojada.

“Este es un mensaje de Batman. Te está advirtiendo que nunca vuelvas a tirar basura en el patio de la anciana. ¿Hemos dejado todo claro?”, dijo, señalando a Juan, que estaba de pie detrás de la valla con una mirada amenazadora. Tenía los brazos cruzados frente a él, al igual que Batman.

La ira de la mujer de repente se convirtió en vergüenza. Miró hacia el patio de la anciana y vio al niño vestido como Batman. No pudo evitar sentirse mal por lo que ella y su esposo habían estado haciendo, y estaba avergonzada de que fuera necesario que un niño los reprendiera por su irresponsabilidad.

Los vecinos se disculparon con la abuela Elizabeth, tan pronto se fue el recolector de basura. Prometieron no volver a ensuciar su propiedad y que serían buenos vecinos en el futuro.

Desde ese día, nadie volvió a tirar basura en el patio de la anciana. Su jardín se llenó de hermosas flores y todos sus vecinos admiraron su belleza y colorido.

El pequeño Juan y el recolector de basura se hicieron buenos amigos y conversaban cada vez que el hombre hacía su ronda por la calle.

La abuela Elizabeth también pudo pasar más tiempo con su nieto, ya que ya no estaba preocupada y molesta vigilando su jardín.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Respeta la propiedad ajena. Los vecinos de la abuela Elizabeth tiraban basura en su jardín, y aunque eso la molestaba y perjudicaba sus flores, ella nunca tuvo el valor de confrontarlos, por lo que la situación se prolongó en el tiempo
• Siempre defiende lo que es correcto, incluso cuando las probabilidades estén en tu contra. La anciana veía impotente el abuso de los vecinos sin atreverse a reclamarles. Pero el valor de su pequeño nieto y las acciones del recolector de basura cambiaron esa situación.